domingo, 7 de junio de 2009
GOBIERNO DE RÓMULO BETANCOURT
Betancourt asumió la presidencia el 13 de febrero de de 1959 y gobernó hasta el 12 de marzo de 1964.
Su periodo transcurrió agitado y convulsionado por acontecimientos internos y externos que pusieron en serio peligro la estabilidad del gobierno.
De acuerdo con los términos del Pacto de Punto Fijo, Betancourt formó gobierno con su partido Acción Democrática, Unión Republicana Democrática, Copei y personalidades independientes. De este gobierno fue excluido el PCV, que venía siendo aliado de los partidos representados en la Junta Patriótica que derrocó a Pérez Jiménez. La exclusión del PCV se tradujo luego en una posición abiertamente anticomunista del presidente Betancourt, quien, por este motivo, entro en conflicto con varios sectores de la vida nacional, inclusive de su propio gobierno y, en particular con URD, que le reclamaba su empeño de desconocer el papel desempeñado por el PCV en la lucha contra la dictadura.
Mediante esta política Betancourt trataba de ganarse la confianza de importantes sectores del imperialismo, la burguesía y los grupos conservadores de las Fuerzas Armadas y, al mismo tiempo, provocar el enfrentamiento con los grupos revolucionarios marxistas, incluida la juventud de su propio partido AD, que insurgia contra el gobierno y lo acusaba de debilidad frente a la conspiración reaccionaba de derecha y de no intentar una solución a fondo del problema de los desocupados y la reforma agraria.
Como resultado de este enfrentamiento el partido de Betancourt se dividió y se separaron de su seno importantes sectores de la juventud, que pasaron a constituir un nuevo partido con el nombre de “Movimiento de Izquierda evolucionaría” (MIR).
Esta nueva agrupación política se declaro marxista, anti-imperialista, antifeudal y partidaria de la revolución nacional y el socialismo.
Otro factor que contribuyo al choque del gobierno de Betancourt con la izquierda fue su posición frente a la revolución cubana, que había derrocado al dictador Fulgencio Batista e instaurado un gobierno revolucionario de ideología comunista en la isla. Los triunfos resonantes de la revolución cubana, sus enseñanzas y sus realizaciones, alentaban a los revolucionarios venezolanos que se sentían frustrados por no haber sabido aprovechar el 23 de enero para llevar a cabo una verdadera revolución en nuestro país.
La política de Betancourt, en esta cuestión, lo hacía coincidir con los propósitos del gobierno norteamericano, de aplicar sanciones a Cuba e intervenir en los asuntos cubanos para derrocar el régimen revolucionario de Fidel Castro, lo cual exaltaba aun más a los partidos de izquierda, que consideraban tal posición como una inconsecuencia. En efecto, en la reunión de Cancilleres convocada por la OEA en Costa Rica, en agosto de 1960, el canciller de Venezuela, Ignacio Luis Arcaya, miembro de URD, se negó a votar la resolución propuesta por los Estados Unidos para sancionar a Cuba, contrariado así la posición del gobierno de Betancourt, Arcaya renuncio a la Cancillería y, algún tiempo después, URD se separó del gobierno que, a partir de entonces funcionó con Acción Democrática y Copei.
La agitación estudiantil fue en aumento y el gobierno comenzó a reprimir el movimiento popular
Suspendió las garantías constitucionales.
Intervino la Universidad Central
Clausuró los periódicos de la oposición
Cerró los locales del PCV y el MIR
Ordenó el allanamiento de los parlamentarios de dichos partidos
Rompió relaciones diplomáticas y consulares con Cuba
Ordenó la inhabilitación de los partidos marxistas
Ya para esta fecha sectores importantes de los partidos de oposición, principalmente jóvenes universitarios y profesionales, habían tomado las armas y organizado contingentes guerrilleros que actuaban en distintas zonas del territorio nacional.
Además de la oposición de izquierda, el gobierno de Betancourt tuvo que enfrentar también la conspiración en el seno de las Fuerzas Armadas. El General Castro León, entró por el Táchira en compañía de varios oficiales, asumió el poder del estado y declaró su propósito de derrocar el régimen de Betancourt. Pero no consiguió aliados en el resto del país, por lo contrario, su acción provocó, el repudio unánime de los partidos políticos, sindicatos y organizaciones estudiantiles. Castro León y sus principales colaboradores en la insurrección fueron a parar a la cárcel.
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